Etapas de Reacciones de Estrés Traumático en un Desastre

Una hoja (en inglés) de Informes del Centro Nacional para el Trastorno del Estrés Postraumático (TEPT; National Center for PTSD) ncptsd.org

Los desastres son con frecuencia extensos e impactan a muchas personas que sufren el evento directamente y a muchos otros que los presencian o se ven indirectamente afectados. Muchas personas pueden tener problemas emocionales y de comportamiento durante su período de readaptación. Muchos de los síntomas del estrés postraumático son reacciones normales al estrés intenso. La exposición al estrés intenso puede cambiar nuestras ideas o suposiciones sobre la vida y crear angustia, pero la intensidad de tal angustia disminuirá con el tiempo. Los expertos concuerdan que la cantidad de tiempo necesario para recuperarse depende de lo que sucedió y el significado que la persona le dé al evento.

La Etapa de Impacto

La mayoría de las personas responden adecuadamente durante un desastre y reaccionan para proteger sus propias vidas y la vidas de los demás. Esta es una reacción normal y básica. Puede ocurrir una variedad de tales conductas, y tal vez uno también necesite procesarlas y comprenderlas durante el período post-traumático. Después del hecho, algunas personas pueden juzgar que sus acciones durante el desastre no cumplieron con sus propias expectativas ni las de los demás.

Durante la etapa de impacto, algunas personas responden de una manera desorganizada y atónita, y tal vez no puedan reaccionar adecuadamente para protegerse a ellos mismos. Tal conducta desorganizada o apática puede ser temporal o puede continuar hasta el período post-traumático, hasta que después se encuentra a la persona vagando entre la devastación. Estas reacciones pueden reflejar distorsiones cognitivas como respuesta al intenso estrés del desastre y, para algunas personas, pueden ser indicativas de algún nivel de disociación.

Varias fuentes de estrés pueden ocurrir durante el impacto, y como resultado pueden haber consecuencias para la persona:

  • Una amenaza a la vida o algún encuentro con la muerte
  • Sentirse indefenso(a) o impotente
  • La pérdida (p. ej., de seres queridos, el hogar, los bienes)
  • Dislocación (p. ej., separación de los seres queridos, el hogar, los sitios conocidos, el vecindario o fraccionamiento, la comunidad)
  • Sentirse responsable (p. ej., sentir que hubiera podido hacer más)
  • El horror ineludible (p. ej., sentirse atrapado(a))
  • La malevolencia humana (Es particularmente difícil sobrellevar un desastre cuando se cree que es el resultado de acciones humanas intencionales.)

La etapa inmediata después del desastre: retroceso y rescate

Esta es una etapa donde hay algún retroceso del impacto y después comienzan las actividades iniciales de rescate. Los efectos iniciales psicológicos pueden comenzar (p. ej., las personas demuestran confusión, están aturdidos, o demuestran un alto nivel de ansiedad). Las reacciones emocionales varían y dependen de las percepciones y experiencias del individuo acerca de las diferentes fuentes de estrés mencionadas anteriormente.

Las actividades necesarias en la etapa de rescate pueden retardar estas reacciones, y es posible que sean más evidentes cuando comience el proceso de recuperación. Las reacciones pueden incluir:

  • Insensibilidad
  • La negación o el “shock” mental
  • “Flashbacks “y pesadillas
  • Reacciones de sufrimiento a la pérdida
  • Ira
  • Desesperación
  • Tristeza
  • Desesperanza

En cambio, el alivio y la sobrevivencia pueden llegar a causar sentimientos de euforia, los cuales pueden ser difíciles de aceptar frente a la destrucción que ha causado el desastre.

La etapa de recuperación

La etapa de recuperación es un largo período de ajuste o el retorno al equilibrio el que deben pasar la comunidad y los individuos. Este comienza cuando el rescate termina y los individuos y las comunidades se enfrentan a la tarea de volver a normalidad sus vidas y actividades. Mucho dependerá de la magnitud de la devastación y la destrucción que han ocurrido así como de las heridas y las vidas perdidas. (Raphael, 1993).

Este período puede asociarse con una etapa de “luna de miel” cuando la comunidad responde de una manera altruista y terapéutica inmediatamente después del desastre. Una etapa de desilusión puede comenzar cuando el desastre no se encuentra en las primeras páginas de los periódicos, se retira el apoyo organizado, y se debe enfrentar y resolver las realidades de las pérdidas, las limitaciones burocráticas, y los cambios causados por el desastre. (Raphael, 1986).

Durante la etapa de peligro, agudo la prioridad para todos es la seguridad y la sobrevivencia. Una vez que eso este relativamente asegurado, surgen otras necesidades que son tanto existenciales como psicológicas. Y una vez que son evidentes, estas necesidades se quedan típicamente sin satisfacer o sin cumplir por un largo plazo. Muchas veces, a través de los medios de comunicación, los castigos, o la violencia constante, la comunidad en cuestión se expuesta a más eventos traumáticos.

Es particularmente importante recordar que las necesidades emocionales pueden ser muy significantes, sobre todo para los que han sido fuertemente afectados. Puede ser que estas necesidades apenas comiencen a surgir en esta etapa. Algunas personas pueden rehusarse a expresar su angustia, preocupación, o insatisfacción, al sentir que deben de estar agradecidos por la ayuda que recibieron o porque han sufrido menos que otros. Es necesario mencionar que a veces las reacciones emocionales pueden mostrarse como síntomas físicos, como problemas del sueño, indigestión, y fatiga, o como dificultades sociales como problemas en las relaciones o en el trabajo.